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Toledo, capital española de la gastronomía 2016
La historia está plagada de deliciosas casualidades. Allá por 1525 se publicó en Toledo el primer tratado de cocina en lengua castellana, el Libro de Guisados, manjares y potajes intitulado Libro de cocina, de Ruperto de Nola. Algo más tarde, en 1592, el primer tratado de dulcería en castellano, Los quatro libros del arte de la confitería, de Miguel de Baeza.
Y méritos no le faltan. La gastronomía toledana es variada y mestiza, como la historia de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1986.
Para ir mentalizándonos y preparando nuestro estómago para el año que viene, vamos a hacer un pequeño recorrido por algunos de los platos típicos de Toledo. Afloja un agujero el cinturón, sí.
Con denominación de origen
Por la zona fabrican un queso delicioso y totalmente desconocido por el gran público: el queso manchego. Por el gran público de la polinesia francesa, imaginamos, porque al menos en Europa es uno de nuestros productos más viajeros. En el Reino Unido, por ejemplo, es de lo más habitual encontrar “quesou manchegou” en los supermercados.
Tierra de infinitos viñedos, los vinos de La Mancha riegan y combinan a la perfección con la comida de Toledo. Sin olvidarnos del Azafrán de la Mancha, otra de sus denominaciones de origen estrella. La preciada especia está presente en muchos de los platos.
Los entrantes
Serán las buenas tierras, los buenos labradores o todo a la vez, pero los productos de la huerta de Toledo son de deliciosos para arriba. Gracias a ellos podemos disfrutar del asadillo de la mancha, con pimientos rojos asados y tomate, o el famoso pisto manchego, todo un homenaje a la tierra.
Si preferimos hacer caso a los pastores, que algo entienden, también podemos decantarnos por unas migas manchegas, pan remojado y frito con ajo y tocino o chorizo, o las gachas manchegas, esa deliciosa papilla de harina de almortas con chorizo y panceta. Así de contundentes estamos y aún vamos por los entrantes.
Carne de mi carne
¡Carne de mi corazón! Los platos típicos de la futura capital gastronómica hacen buen uso de la carne. La carcamusa es un guiso de carne de ternera con tomate y guisantes que se suele servir como tapa y a la que no puedes decir que no. Los gazpachos manchegos o galianos son guisos caldosos de liebre, conejo o perdiz y con torta cenceña manchega, pan sin levadura, desmigajada.
Aquí la tortilla tiene su versión especial, tortilla a la magra. O sea, tortilla con lomo de cerdo. Que no se diga. Pero también hay platos con carne de mar (algunos la llaman pescado), como el atascaburras. Tras este atractivo nombre se encuentra el también llamado ajo arriero o ajo mortero, una pasta de patatas y bacalao con nueces. Casi nada.
Fueron felices y comieron perdices
En Toledo, por supuesto. La perdiz estofada es uno de los platos emblemáticos de la ciudad manchega. Ajo, cebolla, vino blanco, laurel, pimienta y voilá, a disfrutar. Si esa misma perdiz se añade a unas alubias, conseguimos también otra delicatessen. Siguiendo con las aves no ferroviarias, las codornices escabechadas, que se pueden comer frías, están para chuparse los dedos.
¿Pero hay hueco para el postre?
Esperamos que sí, porque aquí nos traen otro de los productos más toledanos que el acero: el mazapán de Toledo, de Indicación Geográfica Protegida, que no sólo es para las navidades. Y ya si nos paramos a probar todos los dulces conventuales, o no salimos de allí o salimos rodando. Que igual es de lo que se trata, ¿no?
Vaya, que si Ruperto de Nola y Miguel de Baeza levantaran la cabeza y se escaparan a Toledo, les daría para escribir un par de libros más. O una colección completa.
¿Y tú? ¿Una escapadita a Toledo sin atascos con el Via-T?
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